lunes, 21 de febrero de 2011

Mi agenda, mi tesoro

El principal cambio cuando te has quedado sin trabajo son los horarios, durante el tiempo que has estado trabajando te has regido por unas horas de levantarte, desayunar, ducharte, gritar en los atascos, escuchar las bromas a los incautos en los morning shows de la radio, llegar a la oficina, encender el ordenador, irte a por el café, darte cuenta que el ordenador no lo habías encendido bien, cambiar las contraseñas, hacer alguna broma del becario/a o en su defecto sufrirlas y así un largo sin fin hasta que de nuevo te metes en la cama y tu cerebro se pone a pensar en la cantidad de cosas que tienes que hacer al día siguiente y es que, ¿para qué sirven las agendas?

Las agendas o cuadernos "escribentodositios" son fundamentales para un buen día a día en la oficina, me he dado cuenta tras hacer recopilación que de mi último trabajo he recuperado al menos 7. Como los días de la semana, pero no uno para cada día, creo que mi cerebro hizo un orden por importancia basado en el grosor de las tapas y el boli usado. Es decir, el cuaderno magnifico regalado de proveedores con tapa blandita quedaba relegado a las reuniones rápidas en las que no encontraba más que un folio pordiosero que llevar. Pero por otro lado estaban las Moleskine -o sucedaneos-, adalides de la buena escritura que recuperaban la mejor de las caligrafías acuñadas por Rubio en la infancia. Estas últimas son las que mejor aguantan el tiempo y es que me pregunto qué será de esas agendas/libretas de notas al cabo de los años, ¿se digitalizarán? ¿habrá que contratar a un interprete de sumerio para conseguir entender lo que se escribía cuando el café aun no había hecho efecto? Google dirá.

Así sigo aumentando la colección, superada aun por la Espasa Calpe de antaño, pero sin nada que envidiar en contenido. No es raro pensar que un espía pueda querer robar tan importante información y con una variedad cromática al pasar páginas y encontrarse contenidos tan diferentes como escritura árabe y pinturas rupestres -porque otro nombre no se les puede dar a los garabatos hechos-.

Así que mi consejo si te vas a cambiar o te van a cambiar largar de la oficina es que recojas todo legajo, papel o cuadernillo escrito por la pluma propia (las notas en los envoltorios también sirven), que no se sabe si el comienzo del próximo best seller se encuentra entre ellos. Yo por si acaso me voy a preparar una cuenta en ebay que nunca se sabe.

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