jueves, 24 de febrero de 2011

Esto más o menos sonaba así


Tras varios días rondándome un soniquete en la cabeza, me volví loco porque recordaba vagamente lo que decía la canción sin sacar nada claro, pero conseguí dar con ella. Han sido días de llevar a algo inteligible un sonido mental continuo, hacer verbo un ritmo frenético (casi un mantra) que no paraba de hacer pum-pum. No era un hit y no era algo que sonase fácilmente, aunque lo había oído cientos y cientos de veces eso seguro, incluso en situaciones diferentes. Maldita sea, es terrible esa sensación de ser incapaz de recordar algo tan banal y absurdo como una canción de un spot de televisión, por ejemplo. Lo único que recordaba era que sonaba a verananito.

Cierto, no voy a engañar a nadie, tuve mi época de gusto por lo reaggetoniano, sin llegar a límites de cani o gorrilla eso sí. Los chandals blancos espumosos y blancos tampoco han ido con mi estilo, me ha debido pillar a contrapié o algo mayor, quién sabe. Las gorras sí me gustan, pero no que me queden ajustadas al diámetro de mi cabeza (que no es poco), nada de llevarlas como el que deja caer una servilleta al suelo o como le quedaban a los playmobil. En cambio, la música me atraía, me hacía contonearme cual camarón en el agua. Recuerdo ver los reportajes del dichoso baile en Latinoamérica en aquellos días que era algo exótico y todavía te dabas cuenta que allí molaba más, a pesar de saber que las asociaciones pro-mujer se tirarían a degüello de los productores musicales que promoviesen esos dialectos bailables. Estoy de acuerdo, en el principio el reaggeton -a partir de ahora regetón- era machista y denigraba la figura femenina. Ahora ya no es tanto así, aparecen videoclips repletitos de señoritas con horas de gimnasio y botox desfilando de Victoria´s Secret rodeando y acosando a uno/dos/tres/cuatro fulanos que se defienden de semejante desarraigo vestidos con tallas que no son las suyas porque no debían de tener disponibilidad, ni presupuesto, los tiempos cambian.

La variedad musical de esa gente es apabullante, solo disfrutar de los paisajes y el gran product placement de marcas de coches, yates y similares hacen de todo un espectáculo visual a la altura de las películas de J. Bruckheimer. Es el momento de echar un vistazo al video suscrito y saber de qué va la vaina o no. Dejo que cada uno utilice el traductor/intérprete que más le guste para la letra.



Si la próxima vez me persiguen unas notas musicales, espero me lleven a otros derroteros. Solo lo espero.

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